martes, 20 de enero de 2009

crisis mundial escrita por emanuel



ES CRISIS O POBRESA






A la desvalorización que están sufriendo los precios de las propiedades hay que agregar las pérdidas que está ocasionando a los bancos acreedores el incumplimiento de los pagos de los préstamos hipotecarios ajustables, llamados ‘subprime', que ya es de unos 400.000 millones de dólares pero que podría llegar al billón si prosigue la tendencia actual. Este desplome afectará a otras formas de crédito que tienen como garantía a estos préstamos hipotecarios - lo cual representa un mercado (créditos estructurados) de 8 billones de dólares, que se encuentra en la actualidad completamente congelado, o sea que no hay transacciones.f3 La mitad del mercado internacional de crédito está formado por bonos con diversas clases de garantía (la otra mitad son préstamos bancarios), que en mayor o menor proporción incluyen créditos hipotecarios incobrables de diferentes características. Hay un escenario de derrumbe del mercado de deuda, que mueve unos 50 billones de dólares. El sistema de protección de estos títulos por parte de compañías especializadas de seguros o por fondos de cobertura, se encuentra en ruinas, debido a la escasa base de capital de las aseguradoras. Si se asume una tasa de incumplimiento del 1,3%, "unos 500.000 millones de dólares explotarían en la cara de los negociantes".4 Las cosas se presentan bastante peores a lo descripto por Roubini. Esa suma potencial de pérdidas equivale al 25% de la capitalización bancaria total de los Estados Unidos - de 2 billones de dólares- o a un poco menos respecto a la capitalización bancaria internacional - de 2,7 billones. Si consideramos el total de transacciones especulativas que tienen por base los mercados de bonos y acciones (derivados), de más de 500 billones de dólares, un default del 2% representa pérdidas por 10 billones.En la descripción de la ‘catástrofe' en curso entra también el incumplimiento en el pago de las diversas formas de crédito al consumo, al punto que la tasa de interés de las tarjetas de crédito ya supera cómodamente los dos dígitos. A esto hay que agregar la extensión de la crisis al mercado hipotecario comercial y el impacto que está ocasionando en los bancos regionales. De acuerdo con un informe reciente, "existe una tremenda sobre oferta de espacio comercial minorista".Otros 500.000 millones de dólares se encuentran atascados en los bancos por préstamos para compras de empresas, cuyos títulos no pueden ser vendidos en el mercado al valor original. Aunque, según el editor del FT, Martin Wolf, "las compañías norteamericanas se encuentran en buena forma, una ‘parte obesa' tiene bajos rendimientos y una deuda elevada".5 Los ‘defaults' que resultarían de la desvalorización de esta clase de bonos en poder de los bancos provocarían pérdidas por 250.000 millones de dólares.A estos sinsabores Roubini añade la desintegración del "sistema financiero en las sombras", o sea de todas las empresas financieras desreguladas, como fondos comunes, fideicomisos o fondos de cobertura, que no tienen acceso a fondos de los bancos centrales.La consecuencia final de toda esta cascada de derrumbes sería el crash de las Bolsas y el hundimiento de los mercados de capitales, donde los activos financieros acabarían siendo vendidos a precios de remate.La nacionalización encubiertaLa "ley de hierro" a la que alude Wolf se encuentra en plena operación, como lo atestiguan la nacionalización del banco Northern Rock por parte de los laboristas ingleses y del alemán IKB por parte la coalición conservadora-socialista germana. Pero estas nacionalizaciones no ponen remedio a la situación que se ha creado, más bien aproximan el momento de la catástrofe sistémica a la que se refiere Roubini. Ocurre que estas nacionalizaciones no pretenden simplemente salvar, con indemnizaciones, el pellejo de los accionistas sino, por sobre todo, evitar el remate de sus activos (créditos, bonos) y el consiguiente incumplimiento de las deudas contraídas para comprar esos activos. El gobierno británico lleva comprometidas unas 50.000 millones de libras esterlinas en el NR y ha asegurado en forma ilimitada los depósitos en el banco (mientras en el resto de los bancos la garantía alcanza sólo a 30.000 libras). Las pérdidas que asume el Estado al nacionalizar al banco son, potencialmente, ilimitadas, porque no interviene para proceder a su liquidación (lo cual derrumbaría el mercado de bonos) sino para revitalizar su posibilidad de negocios, para lo cual deberá renovar las deudas pendientes y asumir nuevas deudas con garantía pública. El Estado se hace cargo, de este modo, de una parte del mercado de capitales, la que gestionaba el NR, lo cual es mucho más que la nacionalización de un capital privado. Por otro lado, el Banco de Inglaterra ya ha inyectado más de 100.000 millones de libras esterlinas en beneficio del resto de los bancos bajo su jurisdicción, contra la garantía de títulos de dudosa realización. Como acreedor cada vez más prominente, el Estado se convierte en el propietario de los títulos de crédito y de capital que no encuentran mercado y en el garante de los acreedores bancarios. O sea que suplanta el "riesgo bancario" por el "riesgo del Estado", como si fuera invulnerable a la desvalorización de sus activos y escapara a las leyes del capital. Un fracaso del rescate de los bancos por parte del sistema financiero estatal (FED) dejaría como último recurso la intervención fiscal o presupuestaria, lo cual entrañaría una crisis financiera del Estado.La nacionalización encubierta es, por lejos, mucho más acentuada en los Estados Unidos. La Reserva Federal norteamericana ha extendido a 200 mil millones de dólares las facilidades otorgadas a los bancos para financiar el stock de activos invendibles. A través de dos programas, uno de subasta de fondos y otro de préstamos de recompra, el banco central de Estados Unidos acepta como garantía los títulos que los bancos no pueden vender en el mercado abierto, en especial los que ya se encuentran en ‘default'. Aunque formalmente transitorios, estos préstamos se han convertido en una suerte de aporte de capital, ya que se renuevan indefinidamente; la ‘contribución' de la Reserva Federal a los bancos privados supera la que se atribuye a los fondos de inversión de las naciones petroleras o asiáticas, que se han paralizado, entre otras cosas debido a continuos "descubrimientos" de nuevas pérdidas por parte de los bancos, lo que licua los aportes realizados. Al igual que en el caso inglés, el Estado no interviene para liquidar los activos irrealizables de los bancos sino para gestionar su giro, o sea que será forzado a comprometer cada vez más fondos o a tolerar mayores deudas. Como dice un ‘blog' (The Ninja Report), la Reserva Federal ha modificado radicalmente sus funciones, porque en lugar de inyectar dinero en el mercado mediante la compra de títulos públicos, se hace cargo de los activos desvalorizados de los bancos. Como la Reserva Federal no está en condiciones de gestionar - es decir, fundamentalmente, vender- esa cartera de títulos, tampoco puede regular la circulación de moneda que ha emitido como contrapartida. En los hechos abandona la función de un banco central para convertirse en una casa de empeños o en un banco residual que acumula los créditos incobrables, que sin embargo no puede salir a vender. Aunque el monto total en juego hasta ahora, 436 mil millones de dólares, representa el 20% del capital bancario norteamericano, la participación se eleva considerablemente cuando se tiene en cuenta al puñado de bancos que ha recibido la mayor parte de este aporte, entre los que se encuentran los de mayor porte - como el Citibank. Los aportes de liquidez de la FED suman - entre préstamos (TAF), 100.000 millones; préstamos de 28 días a los bancos generadores de mercado, 100.000 millones; seguros de cambio a bancos europeos, 36.000 millones y las facilidades financieras de canje de por avales de hipotecas, 200.000 millones- un total de 436.000 millones. En el canje de bonos del Tesoro por deuda avalada por hipotecas, ingresan los bonos de las inversoras inmobiliarias estatales, Freddie Mac y Fannie Mae, para frenar la continua desvalorización de sus carteras.En virtud de las limitaciones que plantea esta nacionalización de los bancos, un columnista del Financial Times aboga por el rescate directo del mercado de capitales, saltando la inyección de fondos a los bancos.6 Plantea la compra en el mercado de los activos de las empresas de mayor calificación en forma directa, o mediante entidades que serían financiadas para hacerlo. Pero tampoco aquí tendríamos una reconstrucción del mercado de capitales, porque para ello sería necesaria la aparición de capitales privados dispuestos a reanudar el circuito del crédito; lo que tendríamos es un rescate con fondos públicos de los capitalistas perjudicados. Nadie ingresará en el mercado hasta que éste haya tocado fondo, algo que nadie, incluida la FED, prevé en el corto plazo.

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